Un instrumento de marketing que a
menudo pasa desapercibido, que ha existido durante muchos años, que sirve como
una forma de dar a conocer nuestra marca y representar una imagen son las
tarjetas de visita.
Posiblemente la mayoría de las
tarjetas de visita que tenemos por casa o que nos han dado en diferentes
comercios serán fáciles de identificar por su forma cuadrada, fondo blanco e
información en negro. ¿Qué información extra os aporta una tarjeta de visita
tan simple? Nada. Tenemos la información que nos hace falta como el nombre,
número de teléfono o email, pero nada más, tenemos exactamente lo mismo que si
apuntáramos esa misma información en una servilleta de un bar. Muchas empresas
no centran su atención en estas pequeñas, sin saber que una tarjeta de visita
también forma parte de nuestra marca, nos representa y nos dicen quiénes somos
y el motivo por el cual tienen que contar con nosotros.
Las famosas tarjetas de visita
blanca y rectangulares acaban en el fondo de un cajón, o peor aún, en la
basura. Nuestro objetivo es claro, tenemos que conseguir que nuestros clientes
acaben pensando que poseen en su mano algo similar a un objeto de
coleccionista. Para esto hay que dar rienda suelta a nuestra imaginación, hay
que ser atrevidos y no centrarse en lo que hacen las demás empresas de nuestro
sector, ya que posiblemente ese sea nuestro problema. Es más, con el mundo
digitalizado que tenemos actualmente, donde las redes sociales, los blog y las
aplicaciones ocupan gran parte de nuestra
vida, no sería tan descabellado crear tarjetas de visitas digitales que
no requerirían uso del papel.
Posiblemente, si nos paramos a
pensar en algún tipo de tarjeta de visita que sea original y diferente no se
nos ocurra nada, por ese motivo vamos a ver una serie de ejemplos que nos
sirvan como guía para comenzar.
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